El portavoz del Grupo Municipal de Ciudadanos, José Carlos Fernández Sarasola, ha cuestionado esta mañana la nueva unidad móvil de vigilancia de la calidad del aire presentada ayer por la Alcaldesa.
“Se han gastado 200.000 euros en esta cabina a los que habría que añadir los costes anuales derivados de su mantenimiento, y, sin embargo, no aporta nada nuevo respecto a las unidades móviles del Principado de Asturias que ya operaban en nuestra ciudad, al no incorporar sensores para la medición de partículas sedimentables que son precisamente las que mayor incidencia tienen sobre la calidad del aire en la ciudad”, afirmó Sarasola.
En este sentido, explicó que esta nueva unidad va a ser instalada en el parque del Lauredal, exactamente en el mismo lugar donde estuvo instalada la unidad del Principado que nunca detectó las partículas de sínter que literalmente “llovían” en esta zona, y que fueron denunciadas en más de una ocasión por las entidades vecinales, por no estar equipada para ello.
“Ahora se va a instalar una cabina municipal que tampoco detectará este tipo de partículas al no disponer los sensores necesarios. Esta circunstancia nos recuerda a aquella famosa frase atribuida a Einstein: si haces lo mismo de siempre, llegarás donde siempre”, añadió.
A su juicio da la sensación que el único fin de esta nueva cabina es validar o invalidar los resultados de calidad del aire ofrecidos por el Principado, cosa por cierto imposible dado que medirán exactamente los mismos parámetros, sin medir otros que son los que más inciden en la contaminación, aunque en tiempo distintos y por lo tanto no la comparación es imposible. Por eso desde Ciudadanos siempre se han opuesto a la necesidad de adquirir esta cabina.
“Los problemas de calidad del aire del aire de Gijón son de sobra conocidos, y más o menos todos podemos darnos cuenta de quiénes son y dónde se ubican los principales focos de emisión. Por lo tanto, el diagnóstico de la enfermedad es ya de sobra conocido, por eso se deberían invertir los escasos recursos públicos disponibles en atacar el origen de la misma. Ya tenemos suficientes termómetros y es la hora de los antibióticos”, concluyó.